Los Ruiz son una familia que vive del transporte: un servicio de taxi y un taxi camioneta de acarreos. Trabajan en su localidad. Un conjunto de barrios populares en los que se sienten muy a gusto. Sin embargo, la inseguridad en la localidad va en aumento, a tal punto que los asaltos y los robos se han vuelto cotidianos. Una noche cualquiera, Luis Ruiz, el padre, es víctima de un asalto en el que pierde la vida. Antes de morir, le pide ayuda por radioteléfono a su hijo Alejandro, quien intenta auxiliarlo pero es inútil. Su padre muere sin que nadie pueda ayudarlo. Alejandro, destrozado por un dolor que no tiene cura, por una injusticia que merece un permanente grito de dolor, se transforma. Es así como decide vengar la muerte de su padre por sus propios medios. Este hombre que odia las armas y que desprecia la violencia, convierte las armas y la violencia, no sólo en instrumentos de vida cotidiana sino, en los dos pilares fundamentales sobre, los que cree él, se basa, a partir de ahora, su misión en la vida: imponer el bien destruyendo el mal. Alejandro Ruiz, descubre a los asesinos de su padre y decide convertirse en vengador. En efecto, su venganza es bien ejecutada. Uno de los asesinos de su padre muere ultimado por las balas que le propina Alejandro. A partir de entonces, se auto impone la misión de eliminar criminales y delincuentes. Todos aquellos que amenazan a la gente de bien. Una historia detectivesca, de investigaciones y persecuciones, que pondrán en escena a supuestos “paladines” que claman por justicias personales, hasta convertirse en unos psicópatas de la sociedad.